miércoles, 3 de abril de 2024

Los gatos de Alberta: reflexiones, preguntas y respuestas ( parte III)

Cuando aparecieron Brisa, Anís y Minnie por casa pensé que me había caído una maldición. Ese año ya iban cuatro gatos.

No era la primera vez que me tocaba tratar con gatos ferales, pero esta vez era diferente. A dónde iba con tanto gato y si eran gatas, entonces mejor ni pensarlo.

Había que hacer algo, pero no tenía ni idea sobre nada. Así que tocó echar mano del Dr. Google...

Si para conseguir su socialización la información que me proporcionó fue de enorme utilidad, no lo fue para darlas en adopción. Me empezaron a sonar conceptos como cuestionarios pre-adopción, contratos de adopción, pero no tenía ni idea de cuál era su contenido ni tampoco sabía qué había que poner en caso de tenerlos que redactar. Muchas dudas, preguntas, incertidumbres, a lo que había que sumarle la posibilidad de que Anís tuviese una enfermedad crónica. 

Y ahí es cuando me decido a empezar hablar de mis gatos en Instagram, a contar nuestra historia, pero con cierto pudor, ya que pensé que era la única que estaba viviendo semejante situación. 

Desde entonces, he aprendido tantas cosas que ignoraba y me permitió acercarme a una realidad en la que existen muchas personas implicadas. 

Aunque en estos últimos meses, me han surgido algunas otras dudas. 

¿Tengo una colonia felina?

Según la Ley 7/2023, de 28 de marzo, de protección de los derechos y el bienestar de los animales, se considera colonia felina a un "grupo de gatos de la especie Felis catus, que viven en estado de libertad o semilibertad, que no pueden ser abordados o mantenidos con facilidad por los seres humanos debido a su bajo o nulo grado de socialización, pero que desarrollan su vida en torno a estos para su subsistencia".

Atendiendo a esta definición, a día de hoy, sólo pertenecerían el gato negro y Katúa.

Tampoco me definiría como un refugio para gatos, por si eso da pie a pensar que soy una asociación. 

Simplemente soy una persona, a título particular, que intenta darles la mejor atención, dentro de sus posibilidades, a unos gatos que han aparecido por su casa y que, gracias, a todo el tiempo que he podido dedicarles, me he ganado su confianza. Y esto hace que ellos sean unos más de la familia y una servidora, una más en su manada. 

Tampoco hay que obviar que vivimos en una zona rural, que mi casa tiene parcela y está en una zona bastante tranquila. 

¿ Qué hace mi Ayuntamiento por los gatos abandonados y/o callejeros?

A día de hoy, según manifestación por escrito del concejal de Medio Ambiente, mi concello tiene convenio de colaboración con dos protectoras, una para perros y otra para gatos (con las que me he puesto en contacto y mencioné en el post anterior). Según manifestación de la protectora de gatos, el convenio de colaboración sólo abarca el pago de las castraciones.

Ignoro si hay más colonias felinas reconocidas por el Ayuntamiento donde vivo, pero en el núcleo urbano sí hay dos que sí lo están y que están debidamente señalizadas. La de la foto es una de ellas. 

Reflexión sobre la adopción

Dicen que a la hora de adoptar a un animal hay que actuar con responsabilidad, pero para quién lo da en adopción tampoco es un tema baladí. 

Con la primera camada de Katúa ni lo intenté, pero con la segunda sí. Gracias a una asociación que está a kilómetros de distancia, he conseguido un cuestionario y un contrato de adopción, pero no sé si acertaría en elegirles la mejor familia para ellos.

Hace un tiempo, he leído en una publicación que en las adopciones hay que verlo todo: no sólo el gato en sí, sino también los caracteres de todos los miembros de la familia humana. Después, realizar una correcta introducción de ese nuevo miembro en el hogar y seguramente muchas más cosas que no voy a mencionar ya que las ignoro. Y para todo ello hay que dejarse asesorar y aconsejar por personas que saben de ello.

Los cuestionarios y los contratos de adopción dan unas garantías para el adoptante y para el que da en adopción, pero, ¿ todo se reduce a la frialdad de un simple acto administrativo? 

Ya van a dos personas que les he leído que un proceso de adopción supone un enorme desgaste emocional. Y es razonable que así sea, ya que hay que tener sentimientos de piedra para que no te afecte y más si te has involucrado durante semanas en el cuidado de un peludito.

Pero cuando eres una particular, no tienes idea de nada ni nadie quién te ayude, ¿debe primar el bienestar de tu bolsillo? ¿ o también tienes que tener en cuenta el bienestar del peludo? 

No tengo una respuesta clara y contundente a estas preguntas, pero lo que sí sé es lo que implica tener que recorrer un camino inédito en soledad, sin ayuda de nadie: que haces las cosas como buenamente puedes y sabes y que vas aprendiendo a base de muchos errores. Te sientes como si fueras a tirarte al vacío y te da vértigo todo.

Igual pequé de ser demasiado precavida, pero la solución tampoco pasaba por ver para otro lado. 






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